lunes, 14 de noviembre de 2011

Las dos caras de un mismo día

El 11 del 11 del 2011 era un día que se vivía lleno de expectativas, por un lado el ambiente era de fiesta, música por todos partes, bailes y alegría, pero en la otra esquina, entre los chilenos que vivimos aquí, el ambiente era COMPLETAMENTE distinto. ¡¡¡Cómo se rogaba a dios por un milagro y que la señal de Chilevisión llegara acá por 90 minutos!!!... para ver el partido, para ver a los 5 reemplazantes y mantener la esperanza de poder festejar el triunfo a la distancia, sin embargo, el destino  aún tenía mucho que decirEste viernes 11 de noviembre se celebró el Día de la Lengua, por ello  todo era fiesta en las calles, desde temprano en los colegios  los alumnos preparaban sus vestuarios y coreografías que bailaban con orgullo y garbo (igualito que nosotros la cueca, jaja), los profesores alistaban las muestras culturales y los turistas preparaban sus cámaras . Todos tenían programada la tarde para ir a la playa, ver el espectáculo y pasar una tarde familiar entre cantos, bailes y comida tradicional, pero para los chilenos residentes el panorama era otro, menos atractivo si lo comparamos con lo señalado anteriormente, pero igual de valioso para quienes “llevan la roja en el corazón”. 

Sniff, no veré el partido, miau!
Si bien saben, acá  el zapping es bien corto, entre la  La Red , TVN y  el canal local (que sólo transmite algunas horas al día),  la angustia por la tv se siente con fuerza  cuando el tema es fútbol, este síndrome de abstinencia televisiva lo padecen principalmente los chilenos, quienes en esta ocasión rogaban a dios por un  milagro tecnológico y así poder ver  a la Selección enfrentándose  sin los 5 “bautizados”,  por culpa de una copita  de más. Lamentablemente no había cómo, así que mejor irse camino a la muestra cultural y disfrutar del sol con  la oreja pegada a la radio para ver que pasa...

Y todo pasando en la playa, todo el pueblo estaba aquí, como llegué un poco tarde no alcancé a disfrutar del curanto, pero eso era un detalle porque había mucho que ver: en el escenario central estaban las autoridades , la orquesta, animadores y los niños bailando. En el mar jóvenes navegantes  sobre sus naves disfrutando de  las aguas, en el centro exposiciones de trabajos culturales, el sector estaba lleno de gente gozando el color, el sol y la fiesta, a ratos con envidiables movimientos, a veces con haaaarto empeño, pero siempre siempre  sonriendo.


Los que a esa altura no sonreían eran los chilenos, pero como la confianza es lo último que se pierde y la unión hace la fuerza se dió el milagro para  que 6 chilenos y yo, la única niña, viéramos el partido. Con tecnología de punta y el ingenio chilensis pudimos ver el partido en vivo y en directo en un plasma de 48 pulgadas... que día de la lengua y que curanto, guarden el ukelele para otro evento, porque acá, entre cervecitas tahitianas y un silencio de iglesia vimos,  después de años para algunos, a la roja en acción, puteamos a Borghi, pelamos a los incomprendidos del bautizo y sufrimos cada gol como no se lo imaginan, cómo dijo alguien esa tarde: “Ibamos dos uno y terminamos perdiendo 4 -0”.





¡¡¡¡Qué pena y todo el empeño para esto!!!, quizás hubiese sido mejor quedarnos en la playa celebrando el Día de la lengua, con ukele y curanto incluido, pero así son las cosas del fútbol, todavía quedan partidos y ahora sólo nos quedaba pasar las penas como buenos chilenos  y ¿cómo se pasan la penas del fútbol? “CON ASADITO PO”,  qué mejor que tirar unas carnes  a la parrilla, ir en busca de más cervezas, wishky, ron y claro, bebidas y simplemente comer y reír, hacer patria en el ombligo del mundo  mirando este  cielo  bellísimo  y dejando atrás la derrota con  copas y más copas.

(La identidad  de los participantes en este hazaña tecnológica han sido omitidos por seguridad  y porque simplemente nos acabronamos con la transmisión)