viernes, 24 de febrero de 2012

Tapati Rapanui, un verdadero Carnaval


Los días que siguieron a nuestro grandioso debut sobre el escenario, donde debo decir con orgullo que salimos triunfantes entre el público, que nos ovacionó con gran energía y, entre el jurado, que nos entregó el puntaje mayor; fueron de alegría, asombro, colores, armonías callejeras, arcoiris de flores, plumas, coronas, estatuas majestuosas, gallinas gigantes, barcos navegando en medio de las calles, cuerpos desnudos paseándose sin pudor entre la multitud y mucho, mucho más. Todo en un ambiente de carnaval que no tiene nada que envidiarle a Brasil, porque en Tapati RapaNui la alegría es el lema de cada día, no importa de donde vienes, no importa que la ley de migración (para los chilenos) esté en discusión, no importa si hablas albanés, inglés, chino mandarín o no hables, simplemente debes dejarte llevar por el poder de la fantasía y coger esta tácita invitación a ser parte de un mundo mágico, donde la única exigencia es ¡¡¡SONREIR Y SER FELIZ!!!

La fiesta aquí no para durante 15 días, luego de ensayos, presentaciones, bailes y veladas nocturnas, ahora el itinerario te lleva a a Anakena para el curanto, luego a la caleta para presenciar el 'A'ATI E RUA-PA'ARI, TANA 'API o duatlón, subes el cerro PU'I para lo que será la competencia más extrema de la Tapati: HAKA PEI (deslizamiento en troncos de plátanos por la ladera de un cerro con inclinación de 45°, la velocidad que se agarra es sólo para valientes), gozas con los RIU TUAI o cantos ancestrales de grupos corales, los extranjeros toman fotos como locos a los cuerpos pintados, que como maravillosos libros de cuentos nos relatan hermosas y milenarias historias; acudes junto a varios a HANA VARE VARE para el TUNU KAI o muestra gastronómica, arriendas autos para ir a VAI HÜ para la carrera de caballos ('A'ATI HOI) y la captura de la morena marina (HERE KOREHA) y éstas son sólo algunas de las múltiples actividades que podemos vivir quienes estamos por estos lados, pero si creen que esto es todo, ¡se equivocan amigos! aún lo mejor estaba por venir y literalmente el asombro, la magia y la belleza invadirían las calles de todo un pueblo, sin embargo, creo que aún no es hora de tocar este punto y seguir otro poquito con lo que es la TAPATI. 


Las competencias, mayoritariamente en el mar, eran de fuerza y de resistencia, los competidores debían cruzar el océano, por ejemplo en el duatlón, primero a nado sobre una mini barcaza y luego remando sobre ella, sorteando las olas, el cansancio, el sol inclemente sobre sus espaldas y la sal entrando en sus bocas, la presión de sus familias, el orgullo del padre campeón de generaciones pasadas, el redoble de tambores puestos sobre botes para alentarlos en su camino. Hubo aquellos que por querer ganar con más malicia que astucia, montaban respetables olas y, mientras miraban desde la cima de ellas como dejaban atrás a sus competidores, el mar les enseñaba que en sus aguas es él quien decide y en un dos por tres el experto nadador quedaba bajo una gran masa de agua tratando de recoger, primero su dignidad, y segundo su barcaza de totora para dar las últimas brazadas antes de la meta.

Hubo también visitas ilustres que llegaron a la isla para homenajear y participar de esta fiesta y no hablo de algún rapanui que “triunfe” en la tv (aquí ellos son uno más del montón), sino de visitas realmente valoradas y admiradas por todo el mundo rapanui, toda una revolución tenerlos en la isla y poder disfrutar de su arte. Hablo de los Marquesianos (tahitianos oriundos de la isla de igual nombre), que desembarcaron en una delegación de aprox 50 personas, entre autoridades, músicos, bailarines, encargados de marketing y comunicaciones, excelentes talladores de madera, envidiados bailarines, galantes polinésicos con un toque de encanto francés, hermosas mujeres con su cabellera negra al viento, coquetas y silenciosas; gozadores de la vida, la comida, la cerveza, obviamente la Hinano (de origen tahitiano). Ellos venían a bailar y homenajear a sus hermanos polinésicos con una presentación especial para esta ocasión, que para ser sincera es más elaborada que la rapanui, sus bailes y cantos poseen más matices, los hokos son más vigorosos y sus atuendos más llamativos, quizás aquí radica la esencia de tanta admiración, quizás son como sus hermanos mayores, que se yo... pero la fiesta debe continuar, ya habrá tiempo para conocer la cultura marquesiana, ahora sigamos con la Tapati, bailando y cantando por las calles de este pueblo que detiene el tiempo y el mundo con el sólo fin de ser feliz y porque simplemente lo mejor, está por venir.

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