lunes, 25 de abril de 2011

Semana Santa en Rapa Nui



           Muchos turistas pensaban que como se acercaba Semana Santa, en especial la Pascua de Resurrección, la isla se iba a volcar a las calles para        celebrar con una gran fiesta un año más de su descubrimiento (hay que recordar que en 1722 llegaron los primeros europeos a la isla y la bautizaron como Pascua por la festividad), sin embargo, la importancia de esta fecha camina por otra senda que sí nos lleva a una gran celebración.
En las  casas ya se escuchaban  los rumores:"las mujeres cantan sólo en rapanui", "llevan flores a sus muertos en noche de viernes", "¡es una celebración imperdible!". Con estas palabras me animé a ir al vía crucis, una fiesta católica que aquí, en el ombligo del mundo, se mezcla con la religiosidad de un pueblo primitivo (en el mejor sentido de la palabra) que aún conserva a sus dioses, a sus espíritus tanto humanos como de animales, vivos en sus pinturas, bailes y representaciones culturales, en especial, su ave sagrada Manutara.

           A las 20horas en punto, la gente comienza a reunirse en la iglesia, se puede ver a las mujeres mayores con collares y flores en sus cabelleras, a las      jóvenes vestidas a la manera continental, pero siempre con un toque rapanui y los caballeros, por su parte, con sus mejores camisas pascuenses.
Nuestra paso es acompañada por mujeres que cantan en el idioma original y a veces, puedo distinguir alguna canción católica escuchada en la iglesia de mi pueblo junto a mi padre.

       La  caminata avanza entre rezos, silencios, canciones y paradas para ver las representaciones  de cada estación, pero el momento cúlmine no es como en el continente o en la mayoría del mundo que termina en la iglesia, acá el cierre se produce en el cementerio, sí  leyó bien, en el cementerio. Acá la última estación es representada aquí, ya de noche, donde los asistentes entregan  sus respetos a sus seres queridos, dejan sus collares en tumbas ataviadas con esculturas en formas de tortugas o alusivas al mar. El silencio se termina, la gente conversa con  sus difuntos, comentan sus vidas y se despiden hasta luego.

      A muchos los veo después en la misa de resurrección, donde al fin puedo apreciar sus santos que estuvieron tapados con un manto rojo toda la semana en señal de respeto, hoy están descubiertos y la belleza de los tallados en madera y piedra surgen majestuosas: santos con facciones pascuenses, hombres pájaros, una virgen coronada con plumas, pilas de agua de piedras talladas con el manutara y conchas de mar donde se junta el agua bendita.

      
El momento más lindo (y eso que no soy católica practicante) es cuando el cura dice: "Que  la paz esté con ustedes" y todos, con gran alegría te saludan diciendo, de corazón y con una sonrisa en sus rostros curtidos por el sol: "La paz esté contigo" y creo que ese día la paz si se quedó junto a mí.



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