lunes, 9 de mayo de 2011

Mi amigo Marcelo y yo


(La identidad de los personajes no ha sido modificada, sus nombres son reales y las historias relatadas, por tontas que sean, son de veritas).

Disfrutando un TUNUAHI
        Es difícil comenzar a escribir sobre alguien del cual sabes tan poco y a la vez, sientes conocer y querer con un cariño entrañable, de esos cariños “de toda la vida” como diría alguien por ahí. Pero en la vorágine de gente que transita por un hostal, a veces nos encontramos con alguien que llega apurado, queriendo wi-fi AHORA porque debe trabajar y, de repente, en aquella persona ves a un amigo, alguien con quien compartir, reírse mucho, tomar una copa de vino y hablar en buen chileno. Alguien que no conoces, pero que bien vale la pena pedirle su mail, facebook, o algo con lo cual mantener el contacto y no quedar en las buenas y modernas costumbres de “seamos amigos virtuales”. No, una persona como mi nuevo gran amigo Marcelo bien merece un encuentro, un rico café y muchas risas por doquier.


       ¿Pero quién es mi amigo Marcelo?, un chico de Santiago que llegó por una semana a Rapa Nui con una maleta, una mochila y una cara de stress de esas que dan risa: ¡¡¡”Uff, debo trabajar”!!! fueron sus primeras palabras luego de un hello o quizás un hola (no recuerdo bien). Con su pelo largo y lentes ópticos, se sentó a mi lado, sólo nos dijimos unas frases de cortesía y hasta la vista, pero al caer la tarde, cuando ya la gente comienza a buscar su cama para descansar, nosotros dimos rienda suelta a nuestras impresiones de la isla y OHH, comenzamos a reír de tantas tonteras que habíamos vivido, él en su primer día y yo en mi segunda semana. Ese día fue el comienzo de amenas conversaciones, mucha risa, comentarios tontos sobre nosotros y uno que otro vasito de Doña Dominga (vino chileno).


Tío Rafa
     Cómo no recordar el día en que ambos nos confesamos el terror de pisar una piedra y luego pensar: ¡¡¡“Cresta me eché un moai”!!!!, o aquella vez que fuimos juntos a un Tunuahi como bienvenida a Ralf y despedida de una linda pareja de holandeses y la suya, y muy cool nosotros agarramos nuestras toallas, trajes de baño y con la mejor actitud de divos, partimos al mar a nadar, sin contar en que cuando él se metiera al mar, lo primero que iba a ver entre sus pies sería una gran ANACONDA GIGANTE (para nosotros el pez era inmeeeeenso), el cual con mi gran imaginación pensé que nos atacaría para llevarnos al fondo de mar y de nosotros nunca más se sabría. Gritamos pidiendo ayuda, perdón, grité pidiendo ayuda y cuando al fin se acercó el tío Rafa (amable rapanui) a ver el INMENSO PEZ que estaba a punto de devorarnos (jaja) creo que no se río de nosotros porque debe haber pensado “Si son Chilenos, que más se puede pedir”... porque ni pa exposición de quinto básico servía nuestra super anaconda mutante, que en realidad era un ure-ure (nombre rapanui) sin más razón de ser que nadar.¡¡¡Qué idiotas somos!!! dijo Marcelo y no paramos de reírnos de nuestra estupidez citadina.


   También compartimos una mañana de shopping y fuimos de tienditas para comprar sourvenirs (que están suuuuupeeeer caros, entienden?), lo pasamos increíble pensando cosas como secuestrar una gallina 100% rapa nui y llevarla a Santiago para que él pudiera hacer un trajes de baile originales (las plumas que ustedes ven en los vestidos y accesorios que se ponen en el cabello hombres y mujeres, son hechos con las plumas de estas aves), era tanta nuestra buena honda que una señora se contagió con ella y nos regaló dos collares: un anzuelo para su protección y dos pájaros que se miran de frente para mi buena suerte. Y así se nos fueron los días, entre risas y conversaciones, hablando con Wessel y Marjhel, en inglés fluido él y yo, esforzándome por hacerme entender. 





    Marcelo ya está en su casa, muerto de frío (envidienme todos hasta morir, ando con chalas y vestido, tengo sol y voy a la playa) y le agradezco las cosas ricas que me dejó (para comer), su compañía, su excelente buen humor, su breve, pero sincera amistad y sobre todo, el gran episodio de la Anaconda Mutante. Y como decimos en la isla “See you”.

Un beso y un abrazo para ti.

1 comentario:

  1. Gracias Amiga!
    Gracias por el cariño. Agradezco conocerte y claro, nos vemos en Santiago y seguimos riendo de buenas ganas!!! Cariños miles.

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