viernes, 20 de mayo de 2011

Mi breve (y espero) no equivocada mirada acerca de Rapa Nui

Parte I

Ser turista en Rapa Nui no es lo mismo que vivir una temporada en la isla, no es que esté desmereciendo a quienes juntan sus ahorros o aprovechan las imperdibles ofertas de LAN para pasar 4, o quizás, una semana en este paradisiaco lugar. Al contrario, es un gusto que ojalá todos puedan darse algún día, pero lo que yo les quiero y puedo contar, es completamente distinto, se los digo muy en serio, completamente distinto a quien sólo fue un turista y no un viajero.

Rapa Nui o Mata Ki Te Rangi (nombre originario de la isla que siginifica: “Ojos al cielo”), es sencillamente y en pocas palabras OTRO MUNDO, no es Chile, su anexión a nuestro país es casi una anécdota en su historia y quizás, un mal favor para este pueblo que no tiene sangre americana y tampoco chilena.

Y aquí me deseo detener un momento, para decirles primero, que lo que sigue es una apreciación muy particular, sin mayores bases que pensar, filosofar y tener acceso a un poco de historia; y segundo, que he llegado a la conclusión (complicada de explicar en un par de líneas) que el pueblo Rapa Nui es un pueblo que posee razones fundadas para no sentirse y no querer ser Chileno. Sus raíces surgen en Oceanía, desde donde un día, como cuenta la leyenda, viajaron 7 nativos a través del océano, siguiendo el sueño de su rey, quien les dijo: “Vayan y conquisten la lejana isla que está allá”, quizás el rey señaló la inmensidad del mar y el “allá” significaba ir a ciegas hacia miles de kms desde su tierra, a un lugar que nunca nadie había visto, del cual no se sabía nada y que estaba depositado en algún punto del mar. Estos hombres siguieron la visión, las estrellas y quizás el camino de los peces, no existían instrumentos que señalaran el camino sobre las olas y tan sólo con su coraje y fortaleza, pisaron por primera vez esta isla, dando inicio a la colonización polinésica de lo que hoy conocemos como Rapa Nui.

Estos primeros habitantes llegaron trayendo consigo, sobre sus canoas, a familias enteras, animales, plantas y un cúmulo de conocimientos que dio vida a esta nueva cultura. Un pueblo que con poco más de 1500 años, no pertenece a Chile ni a la América Bolivariana, una raza distinta a aquella que dio vida a nuestra nación y en donde Chile apareció en esta historia, primero, para anexarla por estrategia y luego de años, para incorporarla legalmente al territorio … y el resto es parte del desarrollo y aplicación de nuestras integradoras políticas sobre pueblos originarios (por favor leer con ironía).

Pero los problemas no se iniciaron con nuestra aparición, antes la historia de Rapa Nui no era una taza de leche: los isleños sobreexplotaron los recursos marinos, desforestaron los bosques y la sobre población causó efectos deplorables en el territorio. Cuando los europeos la descubrieron en 1722 y la llamaron Isla de Pascua, se dio inició a constantes visitas no gratas de extranjeros, que siempre terminaban en enfrentamientos y alimentaban un sentimiento cada vez mayor de aversión hacia el foráneo. A esto hay que sumar las desgastantes peleas entre los clanes de Orejas Largas y Orejas Cortas que causaban un constante caos social y luego, no se cómo (debo ser honesta) aparecieron en la historia rapanui, los esclavistas peruanos buscando “mano de obra” para sus empresas guaneras, esto fue un nuevo golpe para esta raza que perdió, con esta cacería humana, a gran parte de sus líderes, sacerdotes y sabios, aniquilando con esto y de una manera impensada, definitivamente a la escritura nativa, conocida como rongo-rongo y de la cual hoy sólo se conoce gracias a piezas de museo.


El recelo que siente un rapanui hacia el chileno, el celo por su cultura, el egoísmo por la transmisión de sus conocimientos, el deseo de sólo existir alejados del mundo tiene un origen super claro, como han podido apreciar, ellos no pertenecen a nuestra historia, no son parte de nuestro desarrollo, se han hecho a sí mismos durante años, sus necesidades caminan por la reinvindicación de un mundo que nació del aislamiento, que creció en medio de la nada y que se desarrolló de manera impresionante en el más completo aislamiento (hasta para los más eruditos este punto es un misterio). Su actitud y sus razones son super plausibles, sin embargo, su sigilo me preocupa, cuando una cultura se cierra en virtud de autoprotección corre el riesgo de desaparecer y yo no quiero que esto ocurra, porque su gente es linda, después de su frialdad inicial y si te creen merecedora de su confianza, te abren su vida, sus miles de historias, te llevan al mar para que comas de sus pescados y en mi caso, me regalan silenciosamente cosas tan preciados para ellos como un mango sacado del árbol de su hogar sólo para mí.

Esta es la Rapa Nui que yo he aprendido a conocer, en los tiempos y espacios que me han ido brindando, en un mundo que vive en un pasado presente y que extrañaré cuando me vaya, pero del cual no deseo ser parte por respeto, porque una cosa que he aprendido en Rapa Nui, es que cuando te ganas el respeto de un isleño, es porque realmente has demostrado tu valor, y mi valor está en reconocer que no contribuyo a esta cultura y que jamás podré ser parte de ella, por lo tanto, se debe partir con la cabeza en alto y añorar los buenos momentos vividos en el lugar habitado más apartado del mundo.

to be continued ...
 

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