lunes, 2 de mayo de 2011

Que aprendemos cuando viajamos


Mi vida en un hostal me ha enseñado muchas cosas lindas, pero una de las más importantes, ha sido aprender a conocer todos los días a nuevas personas que con más o menos dinero y con distintas motivaciones, te enseñan que lo mejor de cada viaje, más allá de las ruinas históricas, patrimonios mundiales o experiencias extremas, es sin duda, la gente nueva que puedes conocer y cada uno de sus mundos.


   
Cuando vives en un lugar tan turístico como Rapa Nui y lo haces en un hostal, no alcanzas a dimensionar durante tu día, entre paseos y fotos, la importancia que adquiere la conversación hasta que cae la noche y, casi siempre, alrededor de unos hirvientes tallarines con salsa, se reúnen los turistas para hacer lo mejor que uno sabe cuando está de viaje: CONVERSAR.



  
Entre suecos, españoles, gringos, peruanos, brasileños, italianos, franceses, alemanes, chinos, japoneses y una amplia y extensa cantidad de nacionalidades,se da rienda suelta a las aventuras del día y pronto, a los recuerdos de viajes pasados. Impacta escuchar, en especial a los europeos, como hacen de su vida un viaje constante, no importa la edad que tengas, ellos agarran sus maletas, a su familia (si la tienen) y listo. 




De tan sólo escuchar los lugares que han visitado ¡¡¡da mucha envidia!!! y no      me voy a condenar por sentirla, porque si no experimentas un pequeño dolor de guata cuando oyes lugares como Estambul, Tibet, Indonesia, Rusia, Nueva Zelanda y los arrecifes de corales de Australia, simplemente eres un aburrido (buuu fome). Igual cosa sucede cuando comienzan a recordar sus viajes por Sudamérica: Ushuaia, Calafate, Bahía, Cuzco,Torres del Paine, San Pedro de Atacama y otros tantos nombres desconocidos que te impulsan a correr en busca de un mapa y ubicarte en el espacio.


He tenido la suerte de conocer a lindas personas aquí, recuerdo a una pareja de    suecos (o eran suizos?), ya mayores, que habían recorrido casi todo el mundo, y hoy lo hacían por segunda vez. Era común verlos sentados, en la terraza del hostal, leyendo a Charles Darwin, fumando un cigarro y compartiendo con todos, jamás alardeaban de su vida, sólo hacían referencia a ella cuando era necesario y ¡¡pucha!! que era grato escucharlos. Lo más agradable de todo, era que a pesar de haber viajado tanto, haber disfrutado de un mundo de fortunas materiales, seguían encantçandose de la sencillez de la vida, comer pescado con la mano, tomarse una cerveza bajo las estrellas, sacar fotos a los erizos pascuenses. ¡¡¡YO QUIERO UNA VIDA ASI, SNIFF!!!.


Pero lo más entretenido y a veces traumatizante es que todo estas experiencias las he vivido en inglés, el español se habla muy poco con los extranjeros, por eso uno debe activar su chip bilingüe y “echarle pa delante”. Y así te encuentras una noche comiendo rico, tomando vino argentino (mucha gente ha llegado con sus botellitas bajo el brazo, te miran y dicen: Sorry, I was in Argentina- Disculpa, estuve en Argentina) y analizando el mundo, literalmente el mundo: Política norteamericana, Subvenciones finlandesas, Expediciones al Kilimanjaro... y así se pasa la noche.Quizás nadie entendió nada ( entre un inglés medio chilensis,un inglés británico hablado por un brasileño,un japonés que cree hablar inglés, pero eso ni recordarlo...), sin embargo todos felices y con la convicción de que ésta es la mejor decisión de sus vidas, el haber dejado sus trabajos congelados por seis meses, en otros casos haber renunciado a él siguiendo un viaje soñado, enfrentar las críticas sociales por la “irresponsabilidad” de un around the world, nada de esto tiene comparación con la experiencia de conocer el mundo y a su gente. 



 

Como dijo un gringo la noche antes de viajar a otro remoto lugar: “Lo que realmente me hace feliz en cada viaje, es sentarme a conversar con mis nuevos amigos, eso es lo mejor de la vida”.







No hay comentarios:

Publicar un comentario